Tenía que pasar y pasó. Y no me refiero sólo a Boca en su serie ante Talleres, sino al llanto cargado de nervios y angustia de Diego Martinez.
Había que pasar como sea. No importaba tanto el cómo, sino pasar. Y si era por penales, permitan que se los diga estimados lectores, mejor ! Boca se sacó la mufa de dos series perdidas en los penales que le costaron la eliminación en Copa de Liga y Copa Sudamericana, respectivamente en menos de cinco meses.
El desahogarse de tal forma arrodillado es una muestra en 4K de cómo está viviendo, o mejor dicho, sufriendo Diego Martinez éstas últimas semanas al frente del plantel. Y si bien, quizás sea el menos responsable de las eliminaciones que sufrió el equipo y de su pronunciada merma en el nivel de juego, lo cierto es que será el fusible ante una nueva frustración deportiva y él lo sabe. Lema y Advincula, que cometieron irresponsabilidades ante Estudiantes y Cruzeiro dejando al equipo con diez y los dirigentes, que subestimaron el mercado de pases de invierno, seguirán en el club, pase lo que pase cuando arranque el 2025 y no así el Gigolo. Él más que nadie lo sabe y por eso su angustia.
Ésta noche Martinez se subirá al avión con la tranquilidad de que ningún integrante del consejo de fútbol lo esperará en el patio de comidas del aeropuerto o en su defecto en la YPF más cercana al predio que tiene Boca en Ezeiza.
Tendrá la tranquilidad suficiente que le da un resultado favorable para preparar los próximos dos clásicos. Racing y River, serán decisivos para él. Seguramente, como sucedió en la noche de hoy, lo que menos se le mire será la forma en que se juegue sino el resultado final. Al fin de cuentas, los resultados mandan y luego se ven las formas.
Había que pasar, y hoy se pasó. Veremos qué pasa de aquí a quince días.
Federico Perez Rivero
@FedePR12