La derrota de Boca Juniors por 1-0 ante Lanús en La fortaleza ha dejado una pregunta : ¿qué pasa en Boca futbol? El primer semestre ofrecía indicios de un equipo en crecimiento; a pesar de la caída en la semifinal de la Copa de la Liga ante Estudiantes, el conjunto dirigido por Martínez parecía haber consolidado un estilo de juego. El mediocampo, liderado por Equi Fernández, Pol Fernández, Zenón y Medina, funcionaba con una efectividad y fluidez aceptables, sostenido por un fútbol equilibrado y con identidad.
Sin embargo, tras la salida de Equi Fernández y el cambio de entrenador, la estructura de Boca se vino abajo. La falta de un reemplazo de jerarquía, la lesión de Zenón, la incertidumbre de Medina, que ha manifestado su descontento, y la partida de Pol Fernández golpearon al mediocampo de manera contundente. En este contexto, Fernando Gago, el nuevo entrenador, se encuentra buscando soluciones sin lograr, hasta el momento, enderezar el rumbo del equipo.
El problema radica en parte en las decisiones del Consejo de Fútbol. Los refuerzos no han estado a la altura de lo que exige la camiseta de Boca. La defensa, conformada por jugadores como Lema y Medel, ha sido objeto de críticas debido a su falta de velocidad. Mientras Gago, al igual que su predecesor Martínez, necesita defensores con características más ágiles y dinámicas para ejecutar su estilo de juego, el club ha optado por jugadores de menor rapidez, quienes, debido a las lesiones de los titulares, terminan ocupando un lugar crucial en el esquema.
La pregunta es evidente: ¿cómo puede Boca solucionar este panorama? Desde mi perspectiva de hincha, Fernando Gago debe adaptarse a los jugadores con los que cuenta, ajustando su sistema de juego a las capacidades de los futbolistas actuales. Insistir en una táctica que los jugadores no pueden ejecutar podría resultar en una crisis irreparable.
El desafío inmediato de Boca es enorme. El próximo 27, se enfrenta a Vélez en una final decisiva, y si el equipo no logra encontrar su mejor versión antes de ese encuentro, la clasificación a la Copa Libertadores podría quedar fuera de alcance, prolongando otro año sin participar en la máxima competición continental. Esta ausencia no solo afecta el prestigio del club sino que también representa una pérdida económica significativa.
Mirando hacia el futuro, Boca debe enfocarse en un mercado de pases ambicioso. Pero no solo pensando en la Copa Libertadores; es vital que el club invierta en jugadores de jerarquía que puedan competir en todos los frentes del fútbol argentino. La grandeza de Boca exige un plantel que esté a la altura de todas las competiciones, sin especulaciones ni limitaciones.
Después de días de decepción, el partido de este miercoles contra Godoy Cruz se perfila como una preparación para la final del 27. Es un momento crucial para que el equipo y su entrenador muestren una reacción y, más que nunca, den una señal de esperanza a su hinchada.
