“Señores dejo todo, me voy a ver a Boca”, habrá sido la frase que mas escucharon los jefes y patrones en la voz de sus trabajadores. Muchos directamente pegaron el faltazo, otros se fueron antes, se rajaron, se las tomaron. Es que esa tarde temprana de martes otoñal del 19 de mayo de 1959, en pleno día laboral, se jugaba el superclásico potergado el domingo pasado por la lluvia.
Eran epocas de austeridad, aunque aún iba a faltar un mes para que el flamante Ministro de Economía Alvaro Alsogaray, a modo deja vu, anunciara que debido a que el piso de la economía recibido era muy bajo estaba obligado a implementar recortes y ajustes, “Hay que pasar el invierno” pedía con la promesa de una primavera que nunca iba a llegar. 64 años mas tarde resonará el “no hay plata”…
Mejor volvamos a ese martes laboral de mayo del 59′, a la hora cercana al mediodia, a Brandsen 805, a la del hincha apurando el paso para meterse los mas temprano posible al estadio, porque no quería perderse por nada del mundo a su amado Boca, y también aprovechar mientras se pueda para “picar” bajo el sol del mediodía ese sanguchito de milanesa o de lo que sea, que desde la mañana llevaba envuelto en papel ya engrasado. Volvamos al martes de Bombonera repleta con una recaudación magnífica de 1.030.625 pesos.
Es que hay mucha esperanza, porque con el Charro Jose Manuel Moreno como técnico desde afuera y el uruguayo Ambrois como técnico desde adentro, Boca Juniors había sido el mejor equipo del torneo anterior, el de 1958, con 70 goles a favor, luciendo un futbol de calidad, con buen toque de pelota y un interesante juego colectivo quedando a las puertas del titulo que se llevó Racing. El premio consuelo fue el segundo puesto logrado en el desempate frente a San Lorenzo.
Este plantel modelo 59 del Charro, otrora gloria riverpletanse pero de corazón bostero, reforzado para este campeonato con el piojo Yudica, recibía en la 4ta. fecha, a un conflictuado River Plate que no sabía como sacarse de encima a un veterano Angel Labruna, y al que a muchos de sus players les pesaba el fracaso del mundial Suecia 1958.
Con el pitazo inicial de Ventre, pocas veces se jugó tan bien al futbol en un clásico Boca-River escribiría en la apertura de su crónica del partido el exigente Dante Panzeri para El Gráfico. Principalmente en los primeros 45 minutos iniciales Boca Juniors estuvo con todo su ataque iluminado, se encontró con una defensa con problemas, los vió y los aprovechó. La segunda etapa fue de dominio azul y oro a piacere.
1 A 0. UN TOQUE SUTIL
A los 18 minutos, el volante central de buen pie, el querido gallego Eliseo Mouriño puso una pelota cruzada a espaldas de la defensa visitante para el wing Nardiello que con un toque suavecito hizo pasar la pelota por debajo del cuerpo de Carrizo.
1 -1. CENTRO ATRÁS Y EMPATE
2 minutos despues, Ermindo Onega desbordó a Lombardo y sacó un centro atrás para Rodriguez, y el tucumano marcó el empate. A partir de este el team boquense se convirtió en una tromba.
2-1. UN CENTRO SATÉLITE
A los 27, Mansilla, el centro delantero xeneize desde la derecha puso una pelota cruzada que pasó por encima de los defensores como un satelite para José Yudica, el puntero o wing izquierdo, que de derecha arrancó el segundo grito ¡goool!.
3-1. LA PRESIÓN ALTA
El local siguió presionando sobre el juego de salida de la defensa oponente, y de esta presión alta “motoneta” Nardiello interceptó con la punta del botín la pelota que iba dirigida para el arquero Amadeo Carrizo, y astutamente se la cedió al volante izquierdo J. J. Rodriguez para convertir el 3 a 1. El equipo de la banda roja, de José María Minella como entrenador, quedó desorientado.
4-1 Y 5-1. CHILENA Y OTRA VEZ LA PRESIÓN ALTA
El segundo tiempo sirvió para que Yudica con una chilena estire la ventaja a 4 a 1 y para que Mansilla, su futuro lo tendría como un importante ídolo racinguista, cortando un pase de Malazzo clave un zurdazo ante la salida del arquero y selle el 5 a 1. Otra vez la presión alta rindió frutos.
PENAL REGALADO
Faltando 2 minutos para el pitazo final, hubo un penal fabricado para River Plate, el del honor que nadie quiso tirar por vergüenza, Zarate también se negó, pero se tuvo que hacer cargo, y lo erró.
LA HORA REFERÍ
Caía la tarde, ya no quedaban rastros del amigable solcito de mayo ni del temple de lucha en el cuadro visitante que solo atinaban a pedir la hora referí.
Lo que si había eran miles de adictos boquenses felices agitando sus pañuelos aire, abrazándose, cantando, es el pueblo haciendo sacudir una vez mas el cemento de La Bombonera, a la ciudad, al país. Todo era ilusión, a nadie le importaba lo que podía pasar mañana, si habría rezongos, enojos, despidos, suspensiones, la dura rutina, los ajustes, los inviernos que había que pasar.
El resultado final fue 5 a 1, el equipo se mostraba como prometedor y quedaba como puntero del campeonato, después el rendimiento no iba a ser el esperado, pero esa tarde de 19 de mayo de 1959, ganó Boca y siempre que gana el xeneize, La Boca es alegría, La Boca es Carnaval.
Y los de Nuñez se fueron para Nuñez con… los bolsillos llenos de confites.
Gustavo Pereyra
@gopereyra
Fuente y Fotos: El Gráfico